lunes, 19 de marzo de 2018

Epistemologia 

La epistemología (del griego ἐπιστήμη epistḗmē, "conocimiento", y λόγος lógos, "estudio") es la rama de la filosofía cuyo objeto de estudio es el conocimiento.
La epistemología, como teoría del conocimiento, se ocupa de problemas tales como las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento, y los criterios por los cuales se lo justifica o invalida, así como la definición clara y precisa de los conceptos epistémicos más usuales, tales como verdad, objetividad, realidad o justificación. La epistemología encuentra ya sus primeras formas en la Antigua Grecia, inicialmente en filósofos como Parménides o Platón.
En Grecia, el tipo de conocimiento llamado episteme se oponía al conocimiento denominado doxa. La doxa era el conocimiento vulgar u ordinario del ser humano, no sometido a una rigurosa reflexión crítica. La episteme era el conocimiento reflexivo elaborado con rigor. De ahí que el término "epistemología" se haya utilizado con frecuencia como equivalente a "ciencia o teoría del conocimiento".
Diversos autores distinguen la gnoseología, o estudio del conocimiento y del pensamiento en general, de la epistemología o teoría del modo concreto de conocimiento llamado ciencia. Para otros autores, sin embargo, el término "epistemología" ha ido ampliando su significado y lo utilizan como sinónimo de "teoría del conocimiento".

Por otro lado, las teorías del conocimiento específicas son también epistemología; por ejemplo, la epistemología científica general, epistemología de las ciencias físicas o de las ciencias psicológica
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El mito de la caverna
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Este mito es una alegoría de la teoría de las ideas propuesta por Platón, y aparece en los escritos que forman parte del libro La República. Se trata, básicamente, de la descripción de una situación ficticia que ayudaba a entender el modo en el que platón concebía la relación entre lo físico y el mundo de las ideas, y cómo nos movemos a través de ellos.
Platón empieza hablando sobre unos hombres que permanecen encadenados a las profundidades de una caverna desde su nacimiento, sin haber podido salir de ella nunca y, de hecho, sin la capacidad de poder mirar hacia atrás para entender cuál es el origen de esas cadenas.
Así pues, permanecen siempre mirando a una de las paredes de la caverna, con las cadenas aferrándolos desde atrás. Detrás de ellos, a una cierta distancia y colocada algo por encima de sus cabezas, hay una hoguera que ilumina un poco la zona, y entre ella y los encadenados hay un muro, que Platón equipara a las artimañas que realizan los tramposos y los embaucadores para que no se noten sus trucos.
Entre el muro y la hoguera hay otros hombres que llevan con ellos objetos que sobresalen por encima del muro, de manera que su sombra es proyectada sobre la pared que están contemplando los hombres encadenados. De este modo, ven la silueta de árboles, animales, montañas a lo lejos, personas que vienen y van, etc.
La corriente empirista 
El empirismo es una teoría filosófica que enfatiza el papel de la experiencia, ligada a la percepción sensorial, en la formación del conocimiento. Para el empirismo más extremo, la experiencia es la base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en cuanto a su contenido. Se parte del mundo sensible para formar los conceptos y estos encuentran en lo sensible su justificación y su limitación.
El término «empirismo» proviene del griego έμπειρία, cuya traducción al latín es experientia, de donde deriva la palabra experiencia.
El empirismo, bajo ese nombre, surge en la Edad Moderna como fruto maduro de una tendencia filosófica que se desarrolla sobre todo en el Reino Unido desde la Baja Edad Media. Suele considerarse en contraposición al llamado racionalismo, más característico de la filosofía continental. Hoy en día la oposición empirismo-racionalismo, como la distinción analítico-sintético, no suele entenderse de un modo tajante, como lo fue en tiempos anteriores, y más bien una u otra postura obedece a cuestiones metodológicas y heurísticas o de actitudes vitales más que a principios filosóficos fundamentales. Respecto del problema de los universales, los empiristas suelen simpatizar y continuar con la crítica nominalista iniciada en la Baja Edad Media.
En la Antigüedad clásica, lo empírico se refería al conocimiento que los médicos, arquitectos, artistas y artesanos en general obtenían a través de su experiencia dirigida hacia lo útil y técnico, en contraposición al conocimiento teórico concebido como contemplación de la verdad al margen de cualquier utilidad.
El criticismo kantiano 
El criticismo kantiano
Ya hemos visto que la filosofía kantiana entra dentro del proyecto ilustrado de una crítica a la misma razón.Kant pretende establecer cuáles son los límites y las posibilidades de nuestro conocimiento, único medio por el que el hombre podrá alcanzar su mayoría de edad, librándose de todas las tutelas, oscurantismos y supersticiones.
Está autocrítica de la razón intenta resolver los antagonismos a los que habían llegado las anteriores concepciones antropológicas y epistemológicas que, según el filósofo, pueden unificarse en dos posturas divergentes:
El dogmatismo racionalista, inaugurado por Descartes y cuyo máximo exponente en aquel momento era Wolf y su escuela, pretendían obtener la certeza a partir de ideas y principios innatos de la razón deducidos acríticamente, rechazando el valor del conocimiento que aporta la experiencia. 
El escepticismo o el empirismo radical de Hume que, reduciendo todo el ámbito del conocimiento a la experienia, había imposibilitado la obtención de certezas universales y necesarias en el ámbito de las ciencias no formales (física, ciencias naturales, etc.), quedando sumergido todo ello en la mera probabilidad y contingencia. El criticismo kantiano supone un intento de conciliación y superación de ambas posturas, el racionalismo y el empirismo: aunque todo conocimiento ha de povenir de la experiencia, sin embargo no todo conocimiento se agota en ella, ya que si no, no obtendríamos nunca certezas con carácter universal y necesario.
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El idealismo de hegel 
El idealismo absoluto es una filosofía ontológicamente monista atribuida a G. W. F. Hegel. Esta consideración de Hegel de cómo el ser es en última instancia comprensible como un todo integral. Hegel afirmaba que para que el sujeto pensante (la razón humana o la conciencia) fuera capaz de conocer su objeto (el mundo), debe existir en algún sentido, una identidad de pensamiento y de ser. De la misma manera, el sujeto no tendría acceso al objeto y no tendríamos ninguna certeza acerca de nuestro conocimiento del mundo. Para tener en cuenta las diferencias entre pensamiento y ser, sin embargo, así como la riqueza y diversidad de cada uno, la unidad de pensamiento y el ser no puede ser expresada como la identidad abstracta "A = A". El idealismo absoluto es el intento de demostrar esta unidad utilizando un nuevo método filosófico "especulativo", que requiere de nuevos conceptos y reglas de lógica. Según Hegel, el fundamento absoluto del ser es esencialmente un proceso dinámico e histórico por la necesidad que se desarrolla por sí mismo en forma de formas cada vez más complejas de ser y de la conciencia, en última instancia, dando lugar a toda la diversidad del mundo y a los conceptos con los que pensar y dándole sentido al mundo.
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Acelerador de particulas

Un acelerador de partículas es un dispositivo que utiliza campos electromagnéticos para acelerar partículas cargadas a altas velocidades, y así, hacerlas colisionar con otras partículas.1​ De esta manera, se generan multitud de nuevas partículas que -generalmente- son muy inestables y duran menos de un segundo, esto permite estudiar más a fondo las partículas que fueron desintegradas por medio de las que fueron generadas. Hay dos tipos básicos de aceleradores de partículas: los lineales y los circulares. El tubo de rayos catódicos de un televisor es una forma simple de acelerador de partículas.
Los aceleradores de partículas imitan, en cierta forma, la acción de los rayos cósmicos sobre la atmósfera terrestre, lo cual produce al azar una lluvia de partículas exóticas e inestables. Sin embargo, los aceleradores prestan un entorno mucho más controlado para estudiar estas partículas generadas, y su proceso de desintegración.
Ese estudio de partículas, tanto inestables como estables, puede ser en un futuro útil para el desarrollo de la medicina, la exploración espacial, tecnología electrónica, etcétera.
Véase también: Lista de aceleradores en física de partículas.
El sentido de la ética
En nuestra sociedad a disfrutado del desarrollo libre de su razón dentro de un espacio de respeto consecuente de leyes morales o porque ha percibido que este espacio le ha faltado (el caso de los que se han educado en familias dónde la regla es no ser moralmente consecuente).
Los padres suelen enseñar una serie de dogmas a sus hijos, que estos asumen como prejuicios. No son juicios, porque los niños no suelen juzgar los dogmas, que se les enseña y además no están en la mayoría de los casos en capacidad de juzgarlos sabiamente, porque les falta experiencia de vida (salvo en aislados casos, cuando los dogmas enseñados por los padres se contradicen flagrantemente y los hijos hacen uso de su capacidad de razonar, que está en desarrollo). En la mayoría de los casos los niños simplemente aceptan los dogmas enseñados, como prejuicios. Cuando reflexionamos sobre nuestros prejuicios y después de una reflexión llegamos a la conclusión de que éstos pueden ser universables y que son útiles y necesarios para lograr una vida mejor (imperativo categórico), entonces los llamamos valores morales. También hay prejuicios negativos. Estos se caracterizan por no ser universables, ni necesarios.
El niño que se ha vuelto hombre dentro del espacio de leyes morales de la familia, se ha dado cuenta de las ventajas que tiene plantearse leyes morales para poder hacer uso libre de su razón, ya sea porque ha disfrutado del desarrollo libre de su razón dentro de un espacio de respeto consecuente de leyes morales o porque ha percibido que este espacio le ha faltado (el caso de los que se han educado en familias dónde la regla es no ser moralmente consecuente).
Este hombre, desde niño, aprende a buscar espacios en donde pueda ejercer su razón también fuera del núcleo familiar (amigos, compañeros de clase, etc.).
Cuando llega a hacerse conciente de que su libertad para desarrollar su razón, sólo puede darse bajo el presupuesto y la certeza del respeto de ciertas leyes morales mínimas, entonces, este hombre se une en una organización junto a otros hombres que han llegado a la misma conclusión. Según las leyes morales que ellos consideran mínimamente necesarias para poder usar libremente su razón, se organizan en sindicatos, partidos políticos, comunidades religiosas, etc.
La concepción ética que Hegel defiende en su filosofía del derecho es a mi parecer una "ética" amoral de "espíritu de cuerpo" con un grupo humano cualquiera que forma el Estado en el que uno habita.
Para entender bien esto delimitaré primero algunos términos, para poder precisar en qué consisten las imprecisiones en las determinaciones de Hegel y volveré al punto concreto de la pregunta inicial en la parte de "conclusiones".

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